martes, 6 de enero de 2015

La ciudad y su forma

La civilización romana fue básicamente urbana. En todo el territorio controlado por Roma surgieron numerosas ciudades que se convirtieron en el centro de la vida social, económica y cultural, y sirvieron a su vez como focos de romanización, es decir, centros desde los que se difundía la cultura romana. 


Las ciudades se solían situar en colinas más o menos elevadas, en lugares preferiblemente cerca del mar o ríos. Dentro del recinto de la ciudad debía haber agua y fuentes naturales para poder resistir posibles asedios del enemigo. Tenían una minuciosa planificación y su trazado se inspiraba en el de los campamentos militares. 

Tenían un plano en cuadrícula a partir de dos ejes principales: el cardo maximus, de norte a sur, y el decumanus máximus, de este a oeste. Ambos ejes desembocaban en cuatro puertas de entrada a la ciudad situadas en las murallas. En el lugar donde se cruzaban las dos calles principales se situaba el foro, plaza central que era el centro de la vida urbana.  En torno al foro se disponían los siguientes edificios principales: 
  • Templos, que estaban dedicados a distintos dioses 
  • Basílica, donde se reunían los tribunales de justicia, se discutía de negocios o simplemente se paseaba.
Planta de la basílica Ulpia (Roma)

Reconstrucción de la basílica Ulpia.

Basílica Ulpia (Roma)
  • Curia, edificio donde se reunía la Asamblea de representantes de la ciudad.
  • Tribunas para los discursos de políticos y gobernantes.
  • Mercados con multitud de locales para todo tipo de intercambios.
  • Monumentos de carácter honorífico o conmemorativo: estatuas, arcos del triunfo, obeliscos, columnas, etc.
Edificio de la Curia Julia en Roma

Reconstrucción del interior de la Curia Julia (Roma)

Dependiendo del nivel económico, en las ciudades podían encontrarse dos tipos de vivienda:

La domus: Eran las vivienda de las familias ricas. Eran casas unifamiliares, de una sola planta, que se organizaba en torno a un patio central, el atrio. Este patio estaba cubierto por un tejado con las vertientes hacia el interior y una abertura cuadrada en el techo para recoger el agua de lluvia, que caía en un estanque situado en el centro del atrio.




En torno al atrio se situaban las habitaciones: el vestibulum (recibidor), el tablinium (despacho) el triclinium (comedor) y los cubícula (dormitorios). Las habitaciones que daban a la calle se dedicaban a los negocios y se llamaban tabernae.

Triclinum

Villa de los misterios, Pompeya

Con el tiempo, los romanos añadieron, por influencia griega, un segundo patio a sus casas, el peristilo. En torno a él se organizaban las habitaciones más privadas y lujosas, para recibir a los amigos, decoradas con pinturas murales y mosaicos


Las insulae: eran viviendas de alquiler. En ellas se amontonaba la plebe romana, en cuartuchos de un espacio y confortabilidad mínimos. Carecían de agua y servicios. Las había hasta de cinco y seis plantas. Construidas con materiales y técnicas baratos, constituían un peligro constante de derrumbamientos, incendios y asaltos. Las plantas bajas solían dedicarse a tiendas y talleres artesanales.


Piso inferior de la ínsula de Ostia conocida como "Casa de Diana", donde se
situaban tiendas y escaleras que permitían el acceso a los pisos superiores.

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